Ocho con Cinco
Esta fue mi entrada para un concurso de cuento ultra corto; diganme que opinan.
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Ocho con Cinco
Saco su reloj de bolsillo para ver la hora nuevamente, aún eran las 8:05. Admiro el
pequeño reloj en su mano por un momento y recordó el momento en el que ella se
lo había dado pocos días después de su cumpleaños, un regalo atrasado. Pudo
ver por un segundo como si ella estuviera ahí, la sonrisa que siempre le había
gustado, la alegría que le trajo el ver su cara exaltada antes de que él le brincara
encima para abrazarla.
Cerró el reloj y lo devolvió a su bolsillo. Hacia frio y solo traia una playera de
manga corta, el viento nocturno le calaba la piel mientras buscaba algo de calor
con las manos en las bolsas de su pantalón. Se irrito nuevamente por la espera,
estaba frustrado, desesperado, sentía que llevaba toda la noche esperándola; solo
la luna que observaba desde lo mas alto del cielo, sabia cuanto llevaba esperando
en realidad.
Su última pelea paso por su mente, no supo que sucedió realmente; en su cabeza
no había sonido, un momento estaban y al siguiente ya no, ella salió corriendo por
la puerta llorando.
Volvió a ver el reloj, marcaba las ocho con cinco.
La llamo varias veces, no contestaba, le escribió varios mensajes, hasta cartas; no
las respondía. Le pidió disculpas de mil maneras posibles. No pudo mas y fue a lapuerta de su casa, abrió su hermana y le respondió que no quería verlo. Fue el
golpe de gracia. Se retiró, cansado, devastado.
Camino a casa recibió un mensaje de ella, 7:42 marcaba el celular. “Estoy en el
auto, espera por mi en nuestro puente”; era el puente de su primer beso,
romántico amanecer y atardecer se podían ver de cada lado, la luz saliendo de
entre las montañas, el sol escondiéndose entre las olas. Dividía no solo el día y la
noche, también era el punto medio entre las dos casas.
Se detuvo, de cualquier forma planeaba detenerse ahí. Le respondió, “Esperaré
hasta las 8:30”.
Camino con el reloj en mano y se detuvo viendo el rio morir en el océano.
8:05
A su espalda, naranjas, azules y amarillos comenzaban a brillar entre la montaña.
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